Gaza y Ayotzinapa están entre nosotros cada día, todos los días, porque el
sistema ha creado a los perpetradores y los alimenta con su escala invertida de valores.
El capitalismo sobrevive despojando y destruyendo, no dejará de hacerlo de ninguna manera y no se vislumbra en el horizonte fuerza alguna capaz de modificar sus convicciones.
Aquellos que pretenden gobernar saben que administrará un capitalismo depredador; realizan grandes obras de infraestructura y miran para otro lado cuando asesinan a los líderes sociales.
A mi modo de ver, el aspecto más interesante del trabajo es el que hace referencia al triage social, el mecanismo por el cual el sistema ordena y jerarquiza quiénes deben salvarse y quienes deben morir.